Que juegue con las blancas

Carlos Ávila Villamar
5 min readJul 10, 2021

Uno de los hechos más tristes del último año ha sido comprobar que ustedes han estado orgullosos porque pese a todo, “Cuba ha resistido”. He visto sus estados y publicaciones triunfales. Han estado orgullosos porque no ha ocurrido hasta ahora el colapso alimenticio y sanitario que el enemigo pronosticaba. La verdad, sin embargo, es que no solo estamos viviendo ahora mismo el colapso, sino que lo hemos estado viviendo por meses. Las enfermedades por malnutrición se han propagado. En los hospitales se acumulan muertos por escasez de las medicinas más elementales. Nadie está contando a estos muertos. El noticiero no los pone. Ustedes no han visto el colapso porque para ustedes la frase “Cuba ha resistido” no significa nada más que “el gobierno ha resistido”. Nunca lo dirían de esta forma, pero es justamente eso lo que implica declarar que “se ha resistido”. A año y medio del inicio de la pandemia podemos decir que no todos han resistido. Los he soportado a ustedes y a sus gráficas mezquinas comparando la crisis sanitaria cubana con la norteamericana todos estos meses. Cuando pedimos hace un año y medio que cerraran fronteras ustedes dijeron que no fuéramos alarmistas. Si hubieran cerrado a tiempo se habría controlado mucho mejor la pandemia. Este verano han abierto irresponsablemente los hoteles de nuevo, y el país ha alcanzado índices de contagio espantosos. Quiero que alguien me dé la cifra exacta: cuántos dólares se recaudaron en Varadero y en los Cayos en este corto tiempo. Quiero saber por cuánto dinero han muerto las personas que han muerto. Díganme la cifra exacta, y hagamos el cálculo de lo que vale para ustedes una vida humana.

Los he visto aceptar y justificar la gran estafa masiva que fue el reordenamiento. Siguen habiendo dos monedas. El CUC solo cambió de nombre, y el dinero que ahorramos perdió el valor. El salario mínimo ha vuelto a ser menos de treinta dólares. La diferencia es que ahora es ilegal comprar el dinero en la moneda en la que se vende todo. Ustedes trataron de convencernos diciendo que hacía falta vendernos cosas en dólares para vendernos cosas en pesos cubanos. Culparon al bloqueo y a los coleros. Callaron sobre la política fallida de invertir todo en la industria turística, que no desarrolla el mercado interno. Callaron sobre la inversión que el estado cubano hizo el año pasado, en medio de una pandemia. El cuarenta por ciento del dinero fue para hoteles y construcciones a las que no tendrían acceso a los cubanos, y que no servirían para nada, hasta dentro de muchos años (en el mejor de los casos). El porciento para la investigación científica fue insignificante. Y ustedes callaron, y dijeron que estaban luchando por el socialismo. Mientras la gente gastaba su tiempo culpando al revendedor o al colero por no haber alcanzado comida en las tiendas en moneda nacional, los hoteles del litoral habanero siguieron creciendo. Gigantes, lujosos, inútiles.

Cuba ya ha colapsado. Que la situación pueda ser mucho peor no significa que el país no haya colapsado. El gobierno es el que ha resistido. Tampoco el sistema ha resistido. Han instaurado el capitalismo que ustedes nos dijeron que el enemigo instalaría si se caía el gobierno. Ahora por fin los funcionarios y sus familias pueden ser legalmente dueños de empresas. Cuba no ha resistido. Ni su sistema de atención a los pobres, ni su deporte, ni su sistema de salud, ni su sistema educativo, ni su sistema eléctrico, ni su transporte, ni su industria cultural han resistido. Todo ha sido terminado de demoler en un año y medio. Pero ustedes han resistido. Han manipulado los hechos, han difamado, han encarcelado gente, con tal de resistir. Y ustedes han callado, o nos han dicho que es por nuestro propio bien. Y nos hemos llegado a preguntar si acaso estamos locos, pero hemos mirado hacia el lado, y el vecino también ha estado loco, y el vecino del vecino, y el vecino del vecino del vecino. Estoy cansado de la estupidez de ustedes, de la mala calidad de sus carteles, del poco esfuerzo de sus perfiles falsos. Cuando hubo intentos de protestas pacíficas la policía se encargó de prevenir que se replicaran. Ustedes nos dijeron que si no nos gustaba el gobierno nos alzáramos en la Sierra Maestra. Y dijeron que las calles eran de los revolucionarios. ¿Ustedes se llaman a sí mismos revolucionarios? Batista habría estado orgulloso de ustedes.

Por última vez quizás el gobierno cubano tenga la oportunidad de llegar a un concilio. La ha tenido varias veces en el pasado, y la ha rechazado. Ahora mismo está en una posición excepcional. Puede admitir el colapso sanitario, pedir ayuda, y dar los primeros pasos para una apertura auténtica. El fin del bloqueo es tan necesario como que el gobierno admita de una vez el fracaso de su gestión. La pandemia no ha sido su culpa, pero el desastre económico sí lo ha sido. Ustedes han llamado a resistir un poco más, con la esperanza de que pronto lleguen esos aviones y esos barcos cargados de turistas, y de que se reparta el dinero de los turistas entre todos. Pero el gobierno no va a hacer eso en caso de que suceda: usará el dinero para construir todavía más hoteles, como ha hecho hasta ahora. Y la verdad es que faltan años para que se recuperen los índices de turismo de antes de la pandemia. E incluso con esos índices a inicios de 2020 la economía cubana ya estaba al borde de la quiebra. No hay salida. No se trata de prevenir un colapso. El colapso ya está ocurriendo. No esperen a que haya caos en las calles. Cuba no necesita una intervención militar, es cierto, necesita el fin del bloqueo. Pero también es cierto que necesita una apertura política y un pedido urgente de auxilio internacional. El gobierno cubano no debe sentarse a negociar la apertura política y el pedido de ayuda solo si hay un cese del bloqueo. No tiene el derecho de negociar con la vida de la gente. No está en posición de esperar que el otro haga el primer movimiento.

Hasta ahora en el ajedrez político el gobierno cubano no ha hecho más que jugar con las negras. Reacciona a cosas. Hace videos (penosos) en respuesta de otros videos. Hace declaraciones (penosas) en respuesta de otras declaraciones. Ha perdido la capacidad de sorprender a nadie. Un predictor de texto de Android podría escribir el discurso de un funcionario. Su única estrategia es la retirada y su única táctica es el contra ataque. Por una vez podría sorprendernos a todos. Una frase que ustedes conocerán, mis camaradas, es la del llamado a “dar un paso al frente”. Nosotros (y también ustedes) podríamos llamar a nuestro gobierno, por primera vez en mucho tiempo, a dar el primer paso al frente. Podría estar en juego su propia supervivencia.

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Carlos Ávila Villamar

(Holguín, 1995). Ensayos y relatos suyos han sido publicados en revistas como Cuadernos Hispanoamericanos, Literal Magazine, La Santa Crítica y Erial.